Análisis del Libro del Profeta Malaquías.
Autor: Nada se conoce de la vida del profeta excepto lo que se
encuentra en el libro. Fue posiblemente contemporáneo de Nehemías; las
condiciones descritas en la profecía corresponden a esa época.
Estilo: Enérgico y fuera de lo común.
Tema: Es una descripción gráfica del período final de la
historia del Antiguo Testamento que muestra la necesidad de grandes reformas
para preparar el camino de la venida del Mesías.
Texto Clave: 3:8
"¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis
robado. Y aún preguntáis: "¿En qué te hemos robado?". En vuestros
diezmos y ofrendas.
El profeta y
su medio
Malaquías, el nombre que encabeza este breve escrito, es
un derivado del término hebreo malají, que significa «mi mensajero». Y dado que
un profeta es propiamente un mensajero de Dios, «Malaquías» puede interpretarse
no solo como nombre de persona, sino también como título de aquel a quien Dios
encomienda un ministerio profético.
La aparición de este texto debió de tener lugar después
que, a partir del año 516 a.C., se reanudaran regularmente las ceremonias del
culto (1.6–2.9) en el templo de Jerusalén, una vez concluida su reconstrucción
(cf. 3.10). Es probable que Malaquías ejerciera sus funciones a finales del
siglo VI o a comienzos del V a.C., durante un período intermedio entre la
actividad de Hageo y Zacarías (segunda mitad del siglo VI a.C.) y la de Esdras
y Nehemías, cerca de un siglo después. También puede pensarse que la
predicación de Malaquías abrió el camino a las reformas realizadas por Nehemías
(cf. Neh 13.25–27).
El libro y
su mensaje
Con el libro de Malaquías (=Mal), último de los doce que
forman el grupo de los llamados Profetas menores, concluye el bloque de la
literatura profética de la Biblia y se pone punto final a la última página del
AT.
El texto de Malaquías se caracteriza por el tono polémico
con que aborda los diferentes temas. La propia armazón literaria del mensaje es
una especie de discusión retórica, de diálogo con sus destinatarios, a cuyas
preguntas y objeciones responde el profeta. La fórmula discursiva es la
siguiente:
(a) Jehová establece un principio general o condena una
práctica reprobable habitual en el pueblo;
(b) los interpelados responden planteando sus dudas y
haciendo preguntas, introducidas a veces de manera irónica por el profeta;
(c) Jehová interviene de nuevo, confirma y amplía lo que
antes había dicho, añade más reproches y anuncia el castigo de los culpables.
Objetivo inmediato de la reprobación profética de
Malaquías son los sacerdotes que con su negligencia permiten que el pecado se
instale en el propio Templo (2.11), y que son los responsables de que se
cometan abusos en la celebración de los sacrificios (1.6–2.9); pero también
censura duramente a los malvados, los injustos, los impíos, los que repudian a
su esposa para unirse a una extranjera (2.10–16) y los que dejan de pagar sus
diezmos defraudando así al Señor. El juicio condenatorio de Malaquías se
extiende a todos los que no tienen temor de Dios (3.5).
Por otra parte, el mensaje del profeta revela el estado
de ánimo en que se hallaban muchos israelitas al cabo de varias décadas de la
repatriación de los exiliados en Babilonia. Las muchas dificultades económicas
a que tenían que hacer frente, las problemáticas relaciones con los pueblos de
su entorno y el retraso en el cumplimiento de las promesas que habían escuchado
por boca de Hageo y Zacarías, dieron paso entre ellos al desencanto y a las
dudas sobre el amor y la justicia de Dios (cf. 2.17). Por eso, Malaquías afirma
con pasión que Dios ama a su pueblo (1.2) y que no dejará de cumplir las
promesas que le hizo. El día de Jehová viene «ardiente como un horno», pero a
los que temen el nombre del Señor les «nacerá el sol de justicia, y en sus alas
traerá salvación» (4.1, 2).
Esquema del
contenido:
1. El amor de Jehová por Jacob (1.1–5)
2. Jehová reprende a los sacerdotes (1.6–2.9)
3. Condena del repudio de la propia esposa y del
matrimonio con extranjeras (2.10–16)
4. El día del juicio se acerca (2.17–3.5)
5. El pago de los diezmos (3.6–12)
6. El justo y el malo (3.13–18)
7. El advenimiento del día de Jehová (4.1–6)
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