Análisis del
Libro de Números
Autor: Moisés,
generalmente aceptado.
Nombre: Derivado
del censo de Israel.
Lección Central: La
incredulidad impide la entrada a la vida abundante.
El título
El nombre español del cuarto libro del Pentateuco procede del
latino Liber numerorum ("libro de los números"), tomado a su vez del
griego Arithmo (LXX), que significa "números". Es obvio que este
título responde a la presencia en el texto de dos censos del pueblo de Israel
(cap. 1 y 26), al reparto del botín de guerra tras la victoria de los
israelitas sobre los madianitas (31) y a ciertas precisiones de orden
cuantitativo relacionadas con los sacrificios y las ofrendas (7; 15; 28–29). En
hebreo, el título del libro es Bemidbar (lit. "en el desierto"),
referencia expresa a la región sinaítica en la que se desarrollan los
acontecimientos objeto de la narración.
Contenido del libro
En Números (=Nm) se pone de relieve la personalidad y la
obra de Moisés, el gran libertador y legislador del pueblo de Israel. A esta
misión, asumida por él desde el principio, añade ahora la de organizar a los
israelitas y guiarlos durante los años de su peregrinación en busca de la
Tierra prometida. En el cumplimiento de este cometido, Moisés, que siempre
actuó con total fidelidad a Dios y motivado por el amor a su pueblo (14.13–19),
se sintió a veces abrumado por la pesada carga moral de su responsabilidad
(11.10–15) y la incomprensión de la gente que lo rodeaba. Hasta sus mismos
hermanos, Aarón y María, lo criticaron y murmuraron contra él, que era persona
mansa, «más que todos los hombres que había sobre la tierra» (12.3). Con todo,
Moisés no cejó ni un instante en su empeño y hasta el fin de sus días siguió
velando por Israel. Cuando vio ya acercarse el momento de su muerte, tomó las
precauciones necesarias para que su sucesor, Josué, pudiera llevar a buen fin
la encomienda de arribar a la Tierra prometida y tomar posesión de ella
(27.15–23).
En contraste con la figura señera de Moisés, la conducta
de los israelitas se describe en Números con rasgos bastante negativos.
Ciertamente de Egipto había salido una «gran multitud de toda clase de gentes»
(Ex 12.38), las cuales comenzaron a constituir en el desierto una colectividad
alentada por los mismos intereses y un destino común. Pero con los agobios del
penoso caminar hacia una meta todavía desconocida y que debía parecerles
siempre lejana, aquellos liberados de la amarga cautividad egipcia protestaban
y se rebelaban una y otra vez. En sus quejas, incluso añoraban como mejores
tiempos los pasados en esclavitud. Con todo ello no cesaron de provocar la ira
de Dios, y atrajeron mayores desventuras sobre Israel (cf., p.e., cap. 14). Sin
embargo, pese a tan constantes faltas de fidelidad, el Señor no dejó de
manifestárseles compasivo y perdonador: así Jehová, hablando con Moisés «cara a
cara... y no con enigmas» (12.8), lo escucha cuando intercede a favor del
pueblo, cuando le ruega que perdone a los culpables (11.2; 12.13; 14.13–19;
21.7).
Composición
Visto en conjunto y atendiendo especialmente a razones
geográficas y cronológicas, Números no adolece de falta de unidad en su
composición. Porque el relato, manteniéndose en la misma línea histórica del
Éxodo, informa de los movimientos de Israel posteriores a su permanencia en el
Sinaí y hasta la llegada al Jordán: los preparativos para reanudar el camino
(cap. 1–8), la celebración de la Pascua (cap. 9), la marcha del Sinaí a Moab
(cap. 10.11–21.35), la permanencia en Moab (cap. 22–32) y las instrucciones que
Moisés da al pueblo junto al Jordán (cap. 33–36). Ahora bien, a pesar de esta
cierta unidad global del libro, es preciso reconocer que su estructura
literaria consiste más bien en una cadena de secuencias yuxtapuestas,
independientes entre sí, que alternan contenidos narrativos de fácil lectura
con otros muy densos, de carácter jurídico, legal, censual o cúltico. Diríase
que el libro de Números no fue escrito a partir de un plan inicial unívoco,
sino que su formación fue paulatina.
Esquema del contenido:
1. La permanencia en el Sinaí (1.1–10.10)
2. La larga marcha hasta Moab (10.11–21.35)
3. En las llanuras de Moab (22.1–36.13)
No hay comentarios:
Publicar un comentario