Análisis del Libro del Profeta Nahúm.
Autor: Muy poco se sabe
acerca de él, su nombre significa "compasivo", o "lleno de
consolación".
Fecha: Antes de la caída de Nínive.
Tema
Principal: La destrucción de Nínive.
Propósito
del libro: Pronunciar venganza divina sobre la
sanguinaria ciudad y consolar a Judá con
promesas de liberación futura.
El profeta y
su medio
Lo que hasta el día de hoy se conoce en relación con la
vida de Nahúm es exclusivamente lo que el propio libro aporta: que nació en
Elcos (1.1). Pero incluso este dato es poco significativo, ya que no se ha
logrado identificar la población así llamada ni existe acuerdo respecto a su
emplazamiento. Unos piensan que Elcos pertenecía a Judá y estaba situada en la
región de la Sefela, cerca de Moreset-gat; otros, en cambio, suponen que estaba
en Galilea, y más concretamente en el lugar donde después se alzó la ciudad de
Capernaúm.
La actividad de Nahúm parece corresponder al período
entre el 663 y el 612 a.C., y es probable que el libro fuera compuesto poco
antes del 612 a.C., año en que los aliados medo-caldeos atacaron y destruyeron
la ciudad de Nínive.
Desde su aparición en el panorama general de la historia,
los asirios se habían manifestado como un pueblo belicoso y como los más
feroces dominadores de las naciones conquistadas, a las cuales sometieron a
toda suerte de violencias y deportaciones (cf. 2 R 17.3–6). Por eso, los
pueblos del Medio Oriente, entre ellos el reino de Judá, que durante un largo
siglo habían sufrido el yugo de la opresión asiria (cf. 2 R 18.13–37), celebraron
con inmensa alegría la destrucción de Nínive.
El libro y
su mensaje
La caída de aquella gran capital, centro vital del poder
imperial de Asiria, constituye el objeto único de la profecía de Nahúm.
Alrededor del tan anhelado acontecimiento gira su mensaje, que es un vibrante
poema lleno de pasión.
De las tres partes en que puede dividirse el libro de
Nahúm (=Nah), la primera (1.2–10) se presenta en forma alfabética: hasta el v.
8, la letra inicial de cada verso sigue el orden del alefato hebreo. El texto
canta aquí la gloria de Jehová, el «Dios celoso y vengador», cuyo poder supera
a cualquier poder humano y aun a las más violentas manifestaciones de la
naturaleza (1.3b-6). Jehová, el Dios de Israel, protegerá a los suyos y los
librará de sus enemigos los asirios (1.8–10); él, que es el Señor de la
historia y tiene en sus manos el destino de las naciones, «consumirá a sus
adversarios» (1.8) y hará que cambie la suerte de Judá y de Israel.
Los siguientes versículos (1.11–15) son un pasaje de
transición en el que se entremezclan las promesas de paz y restauración
dirigidas al pueblo elegido, con la amenaza de los males terribles que han de
caer sobre Nínive.
Por último, en la tercera sección del libro (2.1–3.19),
el profeta describe con acentos patéticos el asalto a la ciudad odiada, la cual
ha de arrastrar en su derrota el hundimiento definitivo del imperio asirio.
Ahora el ritmo poético del lenguaje de Nahúm, el dramatismo de sus metáforas y
la sonoridad de sus palabras evocan el rodar de los carros de guerra, el
galopar de los caballos y el furioso fragor de la batalla. Y hasta parece
escucharse, como brotando de ese fondo de desastre y de muerte, el clamor
victorioso del pueblo de Dios.
Esquema del
contenido:
1. La ira vengadora de Dios (1.1–14)
2. Anuncio de la caída de Nínive (1.15–2.12)
3. Destrucción total de Nínive (2.13–3.19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario