Análisis del Libro del Profeta Zacarías.
Autor: El hijo de
Berequías, poco se sabe de este profeta, fue contemporáneo de Hageo, y se unió
a él en el animar a los judíos a reconstruir el templo de Jerusalén.
Fecha: Dos meses
después de la profecía de Hageo.
Estilo: Altamente figurativo.
Textos
Claves: 1:3
"Diles, pues: »Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, dice
Jehová de los ejércitos."
4:6 Entonces siguió diciéndome: «Esta es palabra de
Jehová para Zorobabel, y dice:
"No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu,
ha dicho Jehová de los ejércitos.
El profeta y
su medio
El encabezamiento de este libro refiere el principio de
la actividad profética de Zacarías hijo de Berequías hijo de Iddo al «octavo
mes del año segundo de Darío» (1.1). Este monarca persa reinó entre el 522 y el
486 a.C., y como probablemente Zacarías profetizó durante algo más de dos años,
puede establecerse con bastante exactitud el tiempo de su ministerio entre los
años 520 y 518 a.C.
De comparar la fecha indicada por este profeta con la
registrada en el título del libro de Hageo (Hag 1.1), resulta que ambos fueron
contemporáneos; Zacarías dio comienzo a su ministerio tan solo un par de meses
más tarde, conforme a una cronología que viene determinada por los datos
establecidos en los siguientes textos: 1.1, 7; 7.1.
El libro y
su mensaje
El libro de Zacarías (=Zac) está compuesto de dos partes
bien diferenciadas. La primera comprende los caps. 1–8; y la segunda, los seis
restantes: caps. 9–14.
Los primeros versículos del escrito (1.2–6) son un
llamamiento dirigido a los repatriados de la cautividad babilónica, a quienes
el profeta exhorta al arrepentimiento y a la conversión: «Volveos a mí, dice
Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros» (v. 3). La exhortación va
seguida de una serie de complicadas visiones, llenas de símbolos, a veces de
difícil interpretación; en ellas, bajo la apariencia de un ángel, el Señor se
presenta al profeta, dialoga con él y responde a sus preguntas. Desde un punto
de vista literario, estas visiones se asemejan a las de Amós y Jeremías (Am
7.1–9.4; Jer 1.11–14).
Los textos que forman la primera parte del libro son
básicamente comprensibles, a pesar de las dificultades a que da lugar la
proliferación de figuras simbólicas. De manera destacada se encuentran
presentes aquí temas como el del amor y la misericordia de Dios para con
Jerusalén (1.14, 16), la humillación de las naciones («cuernos») que causaron
la dispersión de Judá (1.21), la eliminación del pecado en el pueblo de Dios
(5.3–4,8) y la esperanza mesiánica (4.1–14). Atención especial del profeta
Zacarías merece la reconstrucción del Templo (1.16; 4.8–10; 6.15); él, junto
con Hageo, anima al pueblo a reanudar las obras interrumpidas (cf. Esd 6.14),
cuya conclusión ha de redundar en beneficio del esplendor de Jerusalén, la
ciudad escogida por Jehová para morar en ella (2.10–12; 8.3).
Otro tema que preocupa a Zacarías es la sinceridad en la
práctica del ayuno (7.2–14), una práctica cuyo sentido pleno de gozo, alegría y
solemne festividad (8.19) se alcanzará cuando Jerusalén haya sido restaurada.
La segunda parte del libro apunta hacia una situación
histórica distinta. Determinadas diferencias de enfoque del mensaje profético,
unidas a algunos indicios de carácter cultural (p.e., el uso del nombre de
Grecia en 9.13) corresponden mejor con otra época que la vivida por Zacarías.
Los investigadores opinan que los caps. 9–14 están dirigidos a una época
posterior, probablemente en los años de la expansión del helenismo bajo el gobierno
de Alejandro Magno (segunda mitad del siglo IV a.C.).
Sin texto alguno de transición, excepto por la especie de
título con que se inicia esta sección (cf. Mal 1.1), la profecía contempla en
esta parte del libro el triunfo final del Señor sobre las naciones enemigas
(12.9; 14.12–15), a las cuales él mismo habrá reunido previamente para combatir
contra Jerusalén (14.2). Este será el castigo de la ciudad para «purificación
del pecado y de la inmundicia» de su infidelidad (13.1–3). Pero luego Jerusalén
será liberada, y «los habitantes de Jerusalén otra vez vivirán en su propia
ciudad» (12.6). Zacarías proclama al Señor como defensor de su pueblo y de
Jerusalén (9.8,15–16; 12.8), anuncia la reunión de todos los que estaban
esparcidos en diversos lugares (10.6–10), la anexión a Israel de los pueblos
paganos (9.7; 14.16–17) y el reinado definitivo de Dios (14.9, 16). Muy
significativa es la profecía mesiánica sobre la llegada a Jerusalén de un rey
«justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino
hijo de asna» (9.9). Los evangelistas Mateo y Juan manifiestan expresamente que
el anuncio de Zacarías se cumple con la entrada de Jesús en Jerusalén (Mt
21.4–5; Jn 12.14–15).
Esquema del
contenido:
1. Llamamiento a volver a Jehová (1.1–6)
2. Visiones simbólicas (1.7–6.8)
3. Coronación simbólica de Josué (6.9–15)
4. Instrucción sobre el ayuno. Anuncio de la salvación
mesiánica (7.1–8.23)
5. Castigo de las naciones vecinas (9.1–8)
6. El futuro rey de Sión (9.9–17)
7. Jehová redimirá a su pueblo (10.1–11.3)
8. Los dos pastores (11.4–17)
9. La liberación de Jerusalén (12.1–13.9)
10. Victoria final de Jerusalén (14.1–21)
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